lunes, 20 de octubre de 2014

Papel azul

Caminará con cuidado, como si tentara el suelo.

Dará tumbos en la oscuridad, como un ciego borracho y desamparado, el mero roce de su dedo con la pared contigua le provocará un sobresalto; desde ese momento, tardará en dejar de temblar como un flan.
Con un sentido del humor particular, esa frase llegará flotando en dirección contraria hasta que choque con su frente y le recuerde cuánto hace que no ha comido. Un sonoro rugido de su recién desperezado estómago le hará saber que con gusto digeriría la repentinamente apetitosa puerta amarilla al final del pasillo.

Habrá una posibilidad entre un millón de que la sucesión de acontecimientos se ordene así, pero si un segundo gorgoteo hambriento se sincroniza con otro inopinado sobresalto, será irremediable que tropiece al siguiente paso y su cabeza se dirija en parábola inexorable contra el pomo de la puerta.

Presa de su semiinconsciente y dolorido asombro, yaciente en el suelo atérmico, apenas se inmutará cuando la puerta se abra de golpe, impulsada por un viento luminoso que hará huir a las sombras con un alarido, y una voz se pronuncie con una única palabra:

-HOLA

En un instante, el viento, como movido por un impulso unánime, volverá con un latigazo hacia la luz que se encontrará al otro lado de la puerta, arrastrando consigo en el proceso el lánguido cuerpo, ahora sí, totalmente fuera de la consciencia, como si fuera una pluma.

La luz abandonará el inhóspito pasillo con un sonoro portazo, devolviéndolo a la oscuridad y al intranquilo silencio, aunque nadie podría confirmar que así fuera; al fin y al cabo, ya nadie lo estaría atravesando.





De vuelta en el vacío, aún flotando en el feliz limbo de los desvanecidos, su mente dormida será vagamente consciente de que algo ha ido mal en todo momento; al despertar, no recordará de qué se trataba.

-QUIZÁS HARÍA FALTA PROBARLO OTRA VEZ MÁS - se pronunciaría, tal vez, una voz estentórea.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario