jueves, 30 de octubre de 2014

Karma Police

Me faltan meses de sueño;
se escaparon abrazados a mis lágrimas.
Impregnaron mi almohada
formando charcos,
pero no me ayudaron a dormir mejor.

"Little piece, go out,
my head needs
some rest from you.
Little broken needle,
these holes are mine,
you don't need to fill them anymore."

Tuve que rasgar la garganta
a voces
para darme cuenta de una vez
de que las farolas
no dan calor en las noches frías.

También descubrí que,
si ves tu caída a cámara lenta,
tienes más tiempo
para estirar tus manos
y agarrarte al borde.


lunes, 27 de octubre de 2014

There, there

En la luz se esconden las ánimas que temen al hombre, hadas silentes bajo el fuego que brilla en sus cabezas gachas, en ascendente procesión a través del torreón de luz que había irrumpido en la hondonada.

La música umbría de las ramas y las hojas cala hasta las raíces de los árboles inmensos, de los zócalos de roca milenaria, hasta el lecho de los ríos. Un aura de protección cubre cada palmo con su manto, y palpita a cada instante, como una respiración que dura eones.

Allí, bajo la luz, al pie del gran árbol, descansa una figura de quietud, una estatua con corazón latente. Fundida con la tierra, cubierta de hierba, tan serena y silenciosa que los pájaros se posan sobre ella, como otra planta más que el viento mece y que la lluvia empapa.

Inamovible.

Allí, donde el hombre no llega, donde las flores hablan con las estrellas, un ser de inocencia y pureza se funde cada día más con la madre a la que tantos otros olvidaron.

sábado, 25 de octubre de 2014

Stand and cry at the reef

Hay tiburones en la botella,
y es oscura y profunda;
me da miedo asomarme,
por si salen a saludar,
saltan con un mordisco,
y con mi mano entre sus dientes
me arrastran hasta el fondo.

No quiero acabar como ellos.

Y que mis propias lágrimas
se sumen
a las de viejos bebedores,
y me ahoguen
en su salitre.

jueves, 23 de octubre de 2014

Something I said

Qué difícil es levantar
tu propio cuerpo, desmadejado
de un sofá
en el que ya se ha marcado
tu silueta.

Abandonar tu estampa
de egregio cadáver entronizado,
e incorporarte,
con un bajo por cayado,
para ver que es evidente
que ha acabado
el tiempo de apatía.

Qué difícil es volver a la vida
cuando no recuerdas cómo afinar,
y las canciones que más necesitas
no acuden cuando las llamas,
porque borraron tu nombre de su agenda,
y no recuerdan en qué calle agonizas.

Asomado al exterior,
la tormenta no inspira confianza,
pero en algún momento
hará falta salir.

Qué difícil se hace
esperar algo que nunca llega,
que te hace preguntarte,
en la espera,
si realmente lo deseas;
las dudas, viejas conocidas,
se plantean,
si entrar en escena
o darte una pequeña tregua.

En un tejado, a la luz de la luna
espera pacientemente
una vieja versión de ti.
Analiza la panorámica
que a sus pies se extiende,
y la pinta de azul cielo;
tal vez intenta reflejar
un refugio
que le está vetado.

Qué mal sienta
una aparición inesperada
justo cuando empezabas la canción;
qué difícil es caer en la cuenta
de que has salido de la cama
para volver a llenar una red rota
con los peces que colapsan las calles inundadas,
y, que realmente,
nadie es responsable de ello.

martes, 21 de octubre de 2014

The shorter, the better (NO HOSTILITY)

Las calles tibias,
que hieden a corazones rotos,
hacen que ansíe una vez más
la lucha más inútil que existe;
un combate a espada ciega,
al que las palabras,
inmovilizadas por zapatos de cemento,
en el fondo de un río de lágrimas,
ya no acuden.

Habríamos de cambiar
los puñetazos por manos tendidas,
cambiar los gritos
por las canciones que echamos de menos;
cambiarnos,
y no intentar coronarnos
sobre el cadáver del otro.

Esto no debería ser una batalla;
hasta la ira que antes ardía,
incesante,
terminó por consumirse.
Realmente,
no hay motivo para el combate.

Esto no debería ser una batalla,
sino unas últimas palabras,
que, por una vez,
no sienten
como una bala en el pecho.

lunes, 20 de octubre de 2014

Papel azul

Caminará con cuidado, como si tentara el suelo.

Dará tumbos en la oscuridad, como un ciego borracho y desamparado, el mero roce de su dedo con la pared contigua le provocará un sobresalto; desde ese momento, tardará en dejar de temblar como un flan.
Con un sentido del humor particular, esa frase llegará flotando en dirección contraria hasta que choque con su frente y le recuerde cuánto hace que no ha comido. Un sonoro rugido de su recién desperezado estómago le hará saber que con gusto digeriría la repentinamente apetitosa puerta amarilla al final del pasillo.

Habrá una posibilidad entre un millón de que la sucesión de acontecimientos se ordene así, pero si un segundo gorgoteo hambriento se sincroniza con otro inopinado sobresalto, será irremediable que tropiece al siguiente paso y su cabeza se dirija en parábola inexorable contra el pomo de la puerta.

Presa de su semiinconsciente y dolorido asombro, yaciente en el suelo atérmico, apenas se inmutará cuando la puerta se abra de golpe, impulsada por un viento luminoso que hará huir a las sombras con un alarido, y una voz se pronuncie con una única palabra:

-HOLA

En un instante, el viento, como movido por un impulso unánime, volverá con un latigazo hacia la luz que se encontrará al otro lado de la puerta, arrastrando consigo en el proceso el lánguido cuerpo, ahora sí, totalmente fuera de la consciencia, como si fuera una pluma.

La luz abandonará el inhóspito pasillo con un sonoro portazo, devolviéndolo a la oscuridad y al intranquilo silencio, aunque nadie podría confirmar que así fuera; al fin y al cabo, ya nadie lo estaría atravesando.





De vuelta en el vacío, aún flotando en el feliz limbo de los desvanecidos, su mente dormida será vagamente consciente de que algo ha ido mal en todo momento; al despertar, no recordará de qué se trataba.

-QUIZÁS HARÍA FALTA PROBARLO OTRA VEZ MÁS - se pronunciaría, tal vez, una voz estentórea.

 

domingo, 19 de octubre de 2014

Starshine

Los pasos parecen atacar el asfalto,
pero es sólo culpa
de esta calma hueca,
esta noche sin estrellas,
plaga de apática luz naranja
que acentúa las tinieblas en su borde.

El viento, ausente, inquieta
a la misma noche,
y hasta los rincones más oscuros
tienen sombra.

El silencio es opresivo,
eclipsa hasta la idea de una nota,
y no hay una sola luz
alzada al cielo
que haga retroceder
a esta negrura insomne
y miserable.

No merece la pena correr;
un miedo,
visceral,
a ser oído
es superior.

Hay un coche, congelado,
con los ojos abiertos,
Moisés en las tinieblas,
abriendo un camino inútil.

No hay luna a la que rezar,
ni aire en que reverbere
un grito de socorro,
y no hay nada
entre las sombras
que no aterre conocer.

sábado, 18 de octubre de 2014

Días fríos

Blanco cielo, nido de luz,
bóveda nívea y uniforme.
Exhalas penumbra brillante y sin sombra,
rota por verdes agujas de pino
y almenaras de hormigón y ladrillo.

Inspiras voces de viento
y cortinas de vaho,
que cortan el hálito,
con esquirlas de hielo,
bocanadas de dagas invisibles,
evocadoras de aciagas noches.

Sólo silencio, rígido,
que sofoca el ruido, mudez vociferante y ahogada.
Y miedo, denso y pétreo,
a que nunca más haya calor,
a que la voz cristalice en la garganta,
y a que la cúpula perlada precipite sin piedad,
mientras asfixia al sol,
que languidece, invisible.

Blog en obras: manténganse a la espera

Dio es un jodido vago y me ha dejado a mí todo el trabajo. Disculpad las molestias, en breve estaremos operativos.