sábado, 30 de enero de 2016

Agua caliente

Noche que invade sutil
la habitación sumida en tus llamas.
Esa noche
me hago exangüe destrozo
y me recompongo al tocarte.

Y fluyamos despacio,
en un vacío
que no es tuyo ni mío.
Salgamos de tu pequeña guarida,
llenemos de versos
el otro lado de la puerta.

Llena tu bañera
como si fuera 1999,
que vamos a inundarnos juntos,
el uno del otro.
Mi aprensión se ahoga,
mientras tú y yo flotamos
en nuestro océano cóncavo.

Te permites el lujo
de desnudarme una caricia eterna,
de hacer el ahora enorme.
Cambiante, me buceas,
yo me apaciguo en tu cascada,
la tormenta de tu boca y pelo,
de tus discos de verdor entrecerrados.

Nada en esta noche instantánea
separará el calor de tu arte
de mis manos que anhelan exploradoras.

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