lunes, 25 de enero de 2016

Protector

No te eches la culpa;
estoy acostumbrado
a cargar
con las culpas de otros.

Por esa clase de cosas
siempre pido perdón.

Todavía tenemos pendiente
esa serenata
bajo tu ventana.
No importa que tu piso esté alto,
mi voz sabe trepar
más lejos
de lo que yo creía.

Me he dado cuenta
de que igual
hablo tan rápido
porque necesito vivir deprisa
para coger otros ritmos.

Tampoco debe importarte eso.
Ya sabes que me gusta andar.

No tengas miedo
de que te haga feliz
un principiante;
igual que cuando canto,
lo que me falta de experiencia
lo suplo con energía.

Además,
mis cicatrices ya se cuentan
por decenas.
Es lo que tiene aprender,
de verdad que no me cuesta.

No te pienses
que vas a ser más fuerte
que yo;
ya sabes que soy
un perseverante reincidente.

No te preocupes por las balas,
que aquí el protector soy yo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario