martes, 18 de noviembre de 2014

Everybody's Gotta Learn Sometime

Sólo desea que las luces sigan brillando;
reza con fuerza
para que no sea apaguen,
y te guíen cuando te pierdas
por calles con más sombras que las que te rodearían
si tuvieras los ojos cerrados.

Busca las pocas estrellas que veas en sus ojos,
porque las que quedan en el cielo
pronto morirán
a nuestras manos, amigo;
las mías,
las tuyas,
están tan tintadas de lágrimas
como del blanco que desprende la luna.

Abraza,
como si te fuera en ello la vida
(y créeme, seguramente así sea),
el fuego que esconde junto a su pecho,
ahuecando las manos,
hablando en susurros,
para que no se extinga.

Déjate caer
al pie de su cama,
hazte un hueco en mitad de la noche;
puede que no vuelvas a encontrar
un sitio caliente
donde siempre haya unos labios
que se alegren de encontrar otros.

Sólo espera,
aunque debas matar el tiempo
contando las hojas que le quedan
al árbol más cercano;
o mejor,
ponte a calcular
cuánta cuerda necesitas
para dejar bien atados tus asuntos
y que dejen tu cerebro libre
para que lo ocupen
los rostros sonrientes
que más lo merecen.

Sólo espera,
y recuerda
que todo el mundo tiene que aprender alguna vez
a distinguir
si es mejor matar a sus demonios
o hacer las paces con ellos
y pedirles amablemente que se quiten los cuernos.

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