lunes, 9 de noviembre de 2015

El espectro, el deber

Una noche que no va bien,
cargada de culpa,
de desagrado,
de cuerdas rotas.

Diría -no lo tengo claro-
que todo es cosa
                            de que ser yo
no es sino el más normal
de todos mis problemas,
                             pero es que además
                                                             es el primero.

Pues otra vez a caer un poquito,
y ¿sabes qué?-

tú no vas a caer detrás.

Por la sencilla razón de que no estás.

Puedo encabritarme, invocar
señales errantes entre mis cuerdas rugientes
maldecir,
romper más cosas
-pronto esta casa será una ruina dos veces-
                          pero eso no quitará para que pierda
pensando en qué tendrá esa sonrisa
tan rara
ese cuerpo blando
esos dedos entre mi pelo

El caso es que quizá,
-y no debería, pero dudo-
podría darse la circunstancia a favor.

                         pero dudo

porque cuento a día de hoy demasiado bien
las cervezas
las sonrisas
las caricias
los chistes
los momentos de chica adorable

los errores
las suertes absurdas
las miradas
las palabras a voces al oído en un concierto
las manos
                en tu cintura
                                     y en la mía

Las dos holgazanas, cielo.
Las dos muy cómodas.
No me engañes. Piénsalo.


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