miércoles, 29 de julio de 2015

Fragmentos (dos meses después)

Oh, mi agólia de primavera desnuda o vestida de amarillo, l'écran decidée par l'esprit des fenêtres ouvertes, quién o cuándo ya vendrá.

Ojos a trozos peinados,
musgo en los cristales de los pulmones,
¿y de las almas, quién sangra?

Esto es todo lo que me queda: un trozo baldío, baldobrado en los cristales de mis gafas; un corazaón agazapado y silencioso como una noche de amor en la tundra; indiscreción que pretende ser erótica, y más que lúbrica es patética, la ópera dogmática del velador hipócrita.
Ya no soy más viso de veracidad que un ciego que se apellida Estrella, y carezco de primicia o novedad en un espacio donde soy la clase de alma que, o bien permanece a la sombra, o se demuestra a las claras que no hay voluntad de sangre y otros fluidos en la cólera magnánima de un aire naranja y apático.
Mi Venezia in sole se troca en burla de entrepiernas profanadas con permiso y verdades que no se quieren conocer.

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