Mi lápiz ya no significa nada.
Soy apenas un actor muñequizado,
descolgado por la oscura balaustrada,
sostenido por los versos más delgados.
Quiero volver a volar medio torcido,
a despojarte de tus ropas grises,
y a hacerte el amor, y caer rendido.
Ya me veo en una lucha encarnizada
contra una parte de mí que había olvidado;
dice que esta solución desesperada
no suple al ángel del que me he separado.
Y es que me harta vivir medio dormido.
Mi corazón frente a esos ojos no resiste,
y solo en mi propia noche estoy perdido.
Qué arma esconderá en su ropa holgada,
que libera más sangre que una espada.
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