martes, 12 de mayo de 2015

Comentario - Kant y la Ilustración

Acerca de si vivimos en una época ilustrada o (en proceso) de Ilustración,, sería adecuado matizar la segunda opción, por la que sería más adecuado decantarse. De hecho, vivimos en la época ilustrada que pretendían Kant y sus coetáneos: una mera matización de la existencia de unos menores de edad ideológica (los no ilustrados, que no pueden acceder, por motivos económicos y políticos, a esa Ilustración), supeditados a unos tutores bienpensantes (los ilustrados), que caritativamente les dirigen en el camino que ellos consideran mejor: el de enseñarles a pensar por sí mismos como ellos.

Si esta es la Ilustración que pretendía alcanzarse, es mejor que jamás se llegue por completo a ella. Enseñar a pensar supone el riesgo de que el alumno llegue a pensar distinto al tutor, lo que le causará un temor tal que hará cambiar la educación por adoctrinamiento.

Es irrelevante, por tanto, si vivimos en una época ilustrada o de Ilustración; ambos son caminos erróneos, que llevan como estandarte una falsa libertad de pensamiento, que es la que realmente se vive actualmente. Ni siquiera una ideología respetuosa con el ser humano, y únicamente en desacuerdo con los convenios socioeconómicos, puede expresar su ideario sin ser denostada por la macroideología vigente por medio de injurias y falacias.

La gran sociedad global es el actual tutor, temeroso de que su rebaño de pupilos crezca y empiece a hacerse preguntas. El resto del ganado, que apacienta tranquilo, a menudo contribuye para que la calma permanezca, para seguir bien alimentado en su feliz rutina, sin querer pensar en si en el corral contiguo estarán maltratando a los animales. Mientras no se luche por despertar a ese sector de la sociedad, educado en el arte de la incultura y la no-reflexión, viviremos en esta pretendida Ilustración, tan bien publicitada como falsa.

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