martes, 4 de octubre de 2016

Poema de autobús de vuelta a oscuras

No sabía que Salamanca tuviera esta luz de despedida.

Me la brindó mientras viajaba de vuelta
hacia la noche
envuelto en viejas canciones
que ahora toman nuevos sentidos.

Y mientras tanto
sabía que una parte de mí te esperaría
cuando volvieses
a bañarte con las luces fluorescentes,
a bailar con tus ratas
con tu particular Mezcla Alucinante.

Me encontrarías en tus baquetas,
que ahora
me miran como a un igual

en tus sábanas revueltas,
que conocen nuestra risa y nuestros gemidos,
nuestras caricias
y nuestras palabras banales.

Sobre todo
nos recordaría a nosotros
tal como fuimos
durante unos días irrepetibles.

martes, 27 de septiembre de 2016

In medias res

Me reconforta saber
que me he perdido en cada una de tus curvas,
y que ahora las encuentro
y las conozco
solo con la guía de tus labios
en los míos.

Vivo tranquilo cuando tengo la cabeza encajada
en el arco de tu cuello con tu hombro,
y en el paisaje encrucijado de tu nuca
mis dedos
se arrepienten
de no haberse dejado llevar más por ahí.

Tu respiración y la mía,
cada una a un ritmo,
y sin embargo armonizadas.
Mientras tanto
se pinta una estrella
en el cielo oscuro de tus ojos,
y me sirve de norte y soporte
cuando sé que es allí
donde quiero ir.

Tu voz de calma,
tus silencios de pausa,
tu piel de destellos de mármol blando
sirven como mapa suficiente
a mis lujurias
y a mis dulzuras,
para tus jadeos
y tus sonrisas de carmín de granza.

En ningún otro lugar que en tu abrazo
me siento mejor que en casa.

sábado, 13 de agosto de 2016

Cadáver 1/8/2016

Soy expresión de acero y vértigo de tus lunas,
mareaba la perdiz para que no me la comiera.
Iniciad bombardeo de artillería a mi señal,
¿y quién no está perdido con semejante berenjenal?
Habíamos decidido qué revivir, qué asociar, cuando
éramos tú y yo, y eso que ni tan mal.
Goya se levantó deprimido, pero la sonrisa de su perro le calentó el corazón.
Décimo círculo del infierno: pimientos
eso habría sido, pero esperpéntico calor de marabunta
te dejaría, pero aún no te has enamorado de mí.
¡Alfonso, mi cerveza!,
porque sí.
He decidido no ser ansia y partirme como un perro de porcelana,
dijo ella. Vaya zorrona, pensé yo.
Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía habría de recordar aquella tarde de verano...
Ahora, léelo de arriba abajo. Cambio y corto.

miércoles, 29 de junio de 2016

sin título 5

Maldigo a este sol
que quitó el rojo del cielo,
que desgarró la noche con la mirada
y tradujo tu azul en silencio.

Los relojes del sótano no se mueven
si no los mira nadie,
y en ese instante de responsabilidad perdida
te propongo hacer música
en metal y madera,
en carne,
sudor
y voz.

Me gustaría saber qué cuadros
puedo pintar contigo;
dentro o fuera,
en tinta o silencio de papel
te puedo hacer efigie efímera
si no tememos
despejar las nubes de tormenta
y ser nosotros
los que atronemos.

domingo, 29 de mayo de 2016

sin título 4 (you mesmerizer)

Quizás tenga el corazón a prueba de balas,
pero no de pruebas.
Cedo mis manos a la ciencia del placer,
del escucharte sonreir susurrando
o dejar que lances un suspiro entre dientes.

Para cuándo mis dedos a tus órdenes,
sobre las cuerdas o alrededor
de una cerveza que me ofreces,
en tu cuello o acariciando tu lengua.
Quiero recorrer esa flor de humedad
después de dejarla hablar una semana,
de aprender de tus palabras,
mientras me desafío a averiguar
qué pensarás al siguiente paso.

Y siempre coincidiendo.

Aunque no sé
si tus palabras saben a café
o huelen a amoniaco.

Quiero tocar Spider Dance en tus costillas,
hacer relucir esa sonrisa
mientras cantas libre y sin vergüenza.
Y desnudarte
sería cualquier cosa
menos un acto vacío;
prometo bucear en tus pupilas
mientras nos partimos en dos tan dulcemente.

De verdad que ya dejo el rollo indie,
pero no sueltes la guitarra;
solo soltémonos nosotros.
Te prometo que habrá más café con hielo,
que seguiré cerrando los ojos
para oirte poner música a la tormenta.

Buscar una explicación
mientras no callamos en tres horas.

lunes, 23 de mayo de 2016

Espacios nocturnos

Podría ser cualquier otra hora menos la que marcaba el reloj casi escondido en la esquina de las paredes amarillas. La luz macilenta se desbordaba fuera de las paredes, fuera de las ventanas, sobre la acera. El cemento bañado en aquella luz mortecina llevaba horas sin soportar un solo paso, porque los clientes del bar no tenían más razón para estar allí esa noche que estar allí, y no fuera; no les quedaba valor. Era sólo otra de las noches de apatía de una década a la que la historia sumiría en el polvo, de un barrio, de una calle que jamás nadie recordaría. Sólo estaban acodados en la barra porque esperaban que una de aquellas horas de tiniebla los arrastrara por fin en lugar de apagar su desgracia durante unos instantes.

jueves, 19 de mayo de 2016

Estupidez volcánica

Me he dejado media vida fuera;
algún capullo ha ido por ahí diciendo
que cuido demasiado de las flores y las bestias,
que sonrío en vez de herir.
Las hay
que buscan un imbécil que no condecore sus propios méritos,
algún alma prescindible que canjear por sexo vacío,
y cuando encuentran a alguien que contesta,
se asustan.

Yo continúo estremecido
y confirmo
que es mejor no buscar tanto en el cielo,
porque en Valladolid no se ven estrellas;
en vez de eso
yo me acojo
a los ladrillos de paredes conocidas,
de muros en los que apoyarme
para desprenderme del dolor y empapar con él su polvo,
o para tomar aliento
y buscar refugio.

Soy el peor de los pecadores;
mi delito es sucumbir a los otros
en lugar de mirar por mí.
Qué sencillo sería
si las noches de abatida las levantara
coronado en mi libido por mis dedos hábiles,
mi lengua audaz,
y lo que se desate después sobre las sábanas.
Creo que mi mayor temor
es desnudarme como hago ahora
y que no signifique nada.

A ver cómo me deja la noche la calle,
porque la sed me araña la garganta,
y hay tantas bocas de las que beber
que sé que no puedo fiarme de todas.