"Me gustaría saber
si esta ciudad tiene más luz",
y los que te cantaban sin saberlo,
como yo,
no te esperaban.
Imaginaba con tu rostro
de pluma negra y luna recién levantadas
que tus labios sonreirían
tras vaciar mi cafetera.
En mi propio amanecer
te soñé con otro nombre y gesto,
pero cómo acerté en pintarte
desde tu pupila descendente,
puente a tus miradas grandes,
tus tragos lentos,
el sol blanco de tu piel desnuda.
Y espero que en mi desastre
pongas estrellas al desasosiego
y amaneceres hasta que sobren;
hace mucho que deseo preguntarme
"¿de dónde sale esa luz?",
y fijarme en tus ojos.
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