Qué maldita la noche
en la que al ángel roto de Pizarnik
le tienes que cortar las alas
para que no llegue al fuego.
En la que tú,
osado pintor fogoso,
te tuviste que quitar
tu reluciente coraza,
para buscar más ágilmente
el etéreo
término medio
de sosiego y luz.
Pues otra vez
a tachar versos
porque no puedo tacharme a mí.
¿De verdad
nadie ha inventado un corrector de personas?
Capa gruesa de tippex
en la línea de "absurdas esperanzas"
y en el apartado -
sí, este,
el de "buscar-generar problemas"
mejor una pegatina
de formulario clínico:
tiene opciones marcadas
y me ayuda a no pensar.
Pensar
en un "lo siento" que no vale,
en una vuelta de tornas
en un "ahora entiendo que sea tan difícil."
Te sobró corazón, chico de luz,
y te faltó la suerte.
Pero más le faltó a ella,
que sin buscarse se encontró
con una salida que se quedó atascada.
"Que guapo estás sin gafas
y con los ojos llorosos",
se dice para no pensar
en cómo estará ella,
y sobre todo
que seguramente sea mejor así.
Te veré en estos bares nuestros
donde nos sentimos como en casa.
Te pido perdón,
te doy las gracias,
y elegantemente
hago mutis por el foro.
En tu sombrero, esta nota:
"Perdona que este poema
no sea tan bueno
brillante
azul,
como te mereces.
Soy el corazón confundido de Jack,
y me has conocido en un momento extraño de mi vida."
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